Las obras de mejora y remozado que se están llevando a cabo en la Parroquia de San Juan Bautista habían provocado la decisión consensuada entre el Párroco y la Hermandad para que se celebrara la misa solemne en honor a Nuestra Señora de los Dolores en la hermosa y coqueta capilla de la calle Real. En cuanto se supo la noticia la expectación en el barrio bajo se fue haciendo patente, hasta que el domingo 13 de septiembre en la mas estricta intimidad la imagen de la Virgen de los Dolores fue trasladada hasta el hogar de su hermana la Virgen del Rosario, cuya Hermandad tuvo el gran gesto de ceder el camarín principal del templo para que acogiera a nuestra Madre dolorosa y poder presidir la capilla en el día de su onomástica gloriosa. El lunes al mediodía nuestro vestidor Antonio Bejarano atavió a la Virgen dejándola magníficamente preparada como siempre para recibir las muchas visitas que estos días se acercaban para contemplar la histórica estampa que allí se estaba viviendo, todos los presentes destacaban lo bella que lucía la Virgen en el camarín y las ganas que tenían de verla de nuevo allí tras tantos años de ausencia. el martes 15 a las 8 de la tarde se celebró la misa presidida por nuestro Párroco y director espiritual don Sergio Gómez, que precisamente celebraba en esta jornada delante de Nuestra Señora de los Dolores el aniversario de su llegada a nuestra feligresía, efeméride que recordó el diputado de cultos de la Hermandad.Poco antes de abandonar la capilla del Rosario el pasado jueves, los miembros de la Hermandad del Rosario junto a miembros de la Hermandad Sacramental decidieron juntar en un solo altar a las dos vecinas mas antiguas del Barrio Bajo y de todo San Juan de Aznalfarache, a las imágenes que han marcado y marcan la historia cofrade mas longeva y excelsa de nuestra villa, ahí teníamos a ambas juntas, Virgen del Rosario y Virgen de los Dolores, ambas sin pasos, sin palio, sin música, sin candelabros y sin el bullicio que las acompaña el día de sus salidas procesionales, sólo y exclusivamente con los ojos llorosos y los suspiros emocionados de los pocos elegidos que allí se encontraban, una imagen que de seguro no quedará en el olvido sino que marcará con letras de oro la larga historia de dos devociones señeras y con tradición y solera.
Queremos dar las gracias a la querida Hermandad del Rosario por la buena acogida y el cariño que nos demostraron en todo momento, abriéndonos sus puertas de par en par y demostrando no sólo el profundo cariño que existe entre ambas corporaciones, sino también el espíritu de fraternidad y colaboración cediendo la presidencia de la capilla a la Virgen de los Dolores.
fotografías: Carmen González Muñoz
